El anuncio sobre poner fin a la Tarifa de Invierno ha generado un intenso debate entre los
expertos y actores del sistema eléctrico, por los desafíos que medida podría conllevar.
Estamos seguros que la eliminación de esta podría tener un efecto significativo en los
hábitos de consumo eléctrico de las personas. Sin esta tarifa, se perdería un incentivo
para moderar el consumo, lo que generaría ineficiencias en el sistema, aumentando los
costos y el impacto ambiental.
Esto se reflejaría en un aumento de consumo de energía por parte de los chilenos, lo que
resultaría en una mayor demanda del sistema eléctrico en momentos de mayor estrés,
cuando no se dispone de suficiente energía renovable. Como consecuencia, se
requerirían fuentes de energía más contaminantes, lo que socavaría los esfuerzos de la
industria por ser más sustentable y generaría mayores emisiones debido al uso ineficiente
de la energía.
En ese sentido, es probable que los consumidores tengan que desembolsar más dinero,
ya que el cambio de comportamiento afectaría las fuentes de energía utilizadas para la
producción, lo que se traduciría en mayores costos que probablemente se reflejarían en
las siguientes licitaciones eléctricas.
La eliminación de la Tarifa de Invierno también implicaría otros costos adicionales. Por
ejemplo, las distribuidoras tendrían que asumir un costo mayor debido al aumento de la
demanda en las horas punta. Este incremento en el consumo de energía en unas pocas
horas del año requerirá aumentar la capacidad de las instalaciones de distribución, lo que
representaría un mayor costo y un desafío para las distribuidoras al tener que aumentar
rápidamente la capacidad en zonas críticas para evitar fallas en el suministro. Esta mayor
capacidad será una capacidad ociosa durante el resto del año, pero un costo que los
clientes finales deberán asumir.
La tarifa y el cargo de potencia de horas punta han sido políticas de eficiencia energética
duraderas en el país, que han contribuido al desarrollo de una sociedad más consciente
de sus hábitos de consumo eléctrico. Han permitido una distribución más equilibrada del
consumo y una matriz de generación más eficiente, evitando así instalaciones eléctricas
ociosas que afectan a todos los chilenos.
Hay muchas tecnologías de calefacción que las distribuidoras llevan años tratando de
introducir, que permiten el consumo de energía en los horarios que no estresan al
sistema, como son los acumuladores de calor, las bombas de calor y otras tecnologías
que permiten cargar calor y frío en horarios fuera de las horas de puntas y usarlas en
dicho horario.
Otras tecnologías como los medidores y los electrodomésticos inteligentes permiten
coordinar el uso de la energía entre todos para que se aprovechen al máximo las
instalaciones de energía y la generación con energía renovable. Con esto se permite
poder llegar al mismo fin sin necesidad de eliminar la tarifa de invierno.